¿Se puede beber el agua de la fitoterapia?

La fitodepuración: una solución ecológica
La cuestión de la potabilidad del agua procedente de la fitodepuración es un tema de creciente curiosidad. A medida que aumenta el interés por métodos de tratamiento del agua más ecológicos y sostenibles, muchos se preguntan si el agua tratada por sistemas de fitodepuración puede utilizarse para el consumo humano, o incluso para regar huertas. Sin embargo, varios elementos plantean preocupaciones sobre la seguridad de este uso.
El funcionamiento de la fitodepuración
La fitodepuración es un proceso natural de tratamiento del agua que utiliza las capacidades filtrantes de las plantas, los sustratos y los microorganismos para eliminar la contaminación. Las aguas residuales procedentes de la vivienda llegan a la superficie del filtro, que está plantado de juncos. La función de los juncos es principalmente mecánica: el desarrollo de los tallos y los rizomas permite mantener la permeabilidad del filtro de forma duradera, y el conjunto de las raíces alberga un ecosistema muy rico en bacterias y otros microorganismos. El filtro de caña está dividido en dos partes que se alimentan alternativamente. La capa superior del filtro está compuesta de arena y funciona como un colador, reteniendo los sólidos en la superficie del filtro. Estos materiales se compostan rápidamente mientras que el agua atraviesa verticalmente todo el conjunto de filtración. Las (buenas) bacterias presentes en el lecho filtrante digieren la contaminación y el agua continúa su camino hacia la zona de infiltración. Aunque este método es eficaz para clarificar el agua y reducir ciertos tipos de contaminación, no garantiza un agua libre de peligros para la salud humana.
Los límites de la fitodepuración
Las instalaciones de fitodepuración no están diseñadas para producir agua potable. Su único objetivo es tratar las aguas residuales hasta el punto en que puedan verterse en el medio ambiente sin causar daños a los ecosistemas locales. Sin embargo, este nivel de purificación no cumple con las estrictas normas establecidas para el agua potable. Las regulaciones sobre la potabilidad del agua exigen una eliminación casi total de todos los organismos patógenos y sustancias químicas nocivas, algo que la fitodepuración por sí sola no puede garantizar.
Los riesgos microbiológicos y químicos
De hecho, parámetros como la presencia residual de bacterias, virus y otros microorganismos patógenos siguen siendo una preocupación importante. Aunque las plantas y los sustratos utilizados en la fitodepuración desempeñan un papel activo en la reducción de estos contaminantes, es posible que queden cantidades peligrosas. Los riesgos asociados a estos agentes patógenos no son despreciables, especialmente para las personas con el sistema inmunológico debilitado, los niños y las personas mayores.
Además, la fitodepuración no filtra sistemáticamente todas las sustancias químicas potencialmente presentes en el agua, como ciertos residuos de medicamentos. Estas sustancias pueden acumularse en las plantas utilizadas para la filtración, pero una parte puede persistir en el agua tratada. Los efectos de estos contaminantes químicos en la salud humana, incluso en bajas concentraciones, pueden ser graves.
Pruebas y validaciones de organismos oficiales
El Centro Científico y Técnico de la Construcción (CSTB) y otros organismos, como los Ministerios de Medio Ambiente y Salud, realizan rigurosas pruebas para evaluar la calidad del agua procedente de la fitodepuración. Estas pruebas son esenciales para verificar que el agua tratada es lo suficientemente limpia como para ser reintroducida en la naturaleza sin dañar el medio ambiente. Sin embargo, es crucial tener en cuenta que estas validaciones no cubren el uso del agua para consumo humano. Los estándares de seguridad para el agua potable son mucho más estrictos y complejos, y requieren tratamientos adicionales.
Comparación con el agua del río
Comparar el agua de fitodepuración con el agua de los ríos naturales puede ayudar a comprender mejor los riesgos potenciales. Aunque muchos ríos pueden parecer claros y puros a primera vista, a menudo contienen miles de microorganismos y contaminantes invisibles. Beber agua de río sin un tratamiento adecuado puede provocar infecciones graves y la exposición a productos químicos nocivos. Del mismo modo, aunque el agua de fitodepuración parezca limpia y cristalina, no está necesariamente libre de impurezas peligrosas.
Por lo tanto, es preferible recurrir a soluciones seguras y certificadas para el consumo humano de agua. Los sistemas de tratamiento doméstico, como los purificadores de agua de varias etapas, pueden ser necesarios para garantizar la seguridad del agua que bebemos. Estos sistemas suelen utilizar una combinación de filtración mecánica, tratamientos químicos y otras tecnologías avanzadas para eliminar los contaminantes que la fitodepuración no siempre puede tratar.
Conclusión
En conclusión, aunque la fitodepuración es una tecnología prometedora para el tratamiento ecológico de aguas residuales, no debe considerarse una solución para producir agua potable. Los riesgos asociados al consumo de agua que no ha sido tratada de acuerdo con rigurosas normas de seguridad sanitaria son demasiado altos para ser ignorados.